Puedes ser la reina: Dragatitlán III

Se abre el telón en el Teatro de la Ciudad que durante el mes de junio se convierte en el teatro ArcoIris, y el escenario aparece lleno: son hombres con pantalón de mezclilla y camisa blanca de manga larga. Llevan corbata. Retumba todo el teatro con energía, la que transmiten ellos con una amplia sonrisa, con cuerpos que se transforman con la música. El medio centenar de hombres es un solo cuerpo, los enlaza una coreagrafía que ejecutan con precisión. El medio centenar de voces viriles es una sola que vibra y hace vibrar al público y al mismo teatro de la Ciudad, Esperanza ArcoIris.

Los fuertes brazos se abren a todo lo que dan, dejando percibir un pecho fuerte generador de voces celestiales. Cuando los llevan hacia arriba tocan el mismo cielo.

“Tú puedes ser la reina bailarina. Puedes ser la reina de la pista.”

Bailan con energía, con ritmo, con sabor: “Tienes diecisiete años, eres la reina del baile.” Afirman señalando a cada uno de los miembros del público.

Es la experiencia la que habla. Esos poderosos señores con corbata, que lucen un color de la bandera que nos acoge, que nos identifica, que nos presenta orgullosos ante el mundo, se han transformado en reinas danzantes.

Parados con las viriles pierdas separadas, levantan sus viriles brazos con un gesto viril que al llegar a la altura de su cabeza se vuelve deliciosa y coquetamente femenino. Como Napoleón en su coronación, ellos mismos se colocan cada uno la corona de las reinas de la pista ante un público al que han encendido; desbordado de emoción. Retumba la virilidad afeminada; la adusta madurez transformada en descocada quinceañera.

Puedes ser la reina de la pista: Claro que puedes y debes ser la reina de una pista que es familiar, laboral, social: tu pista, jotiReina, es el universo entero.

Con ese grado de entusiasmo dejan al público: ahora entrará la Cabral… es Dragatitlán III.

Hay escenas que permanecen en la memoria. Esta ceremonia de coronación tan espectacular y contundente, tan sonora y poderosa, quedará en los anales de la Historia.

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