Elton John

Rocketman es la historia de un talento musical, en particular de una memoria excepcional, capaz de reproducir una melodía escuchada una sola vez, no importa que fuera el rondo a la turca de Mozart. También es el cuadro de una familia de egoístas, pertrechados en sus trincheras, madre y padre defienden sus posiciones dejando al niño solo. Una tras otra los reveses y desilusiones de Elton con la figura paterna se acumulan. Una tras otra las disputas parentales se suceden. Es la historia de un niño manipulado que en la adolescencia sigue siéndolo y en la edad adulta no escapa a ello, al grado de que el espectador se pregunta si manipulación y adicción van juntas en una carrera para entregar un cuerpo desguanzado, narcotizado, alcoholizado.

Es importante no perder de vista que la historia de Rocketman se plantea como la crónica de una terapia grupal, desde donde el espectador puede acceder a los sucesos de vida. En lugar de dirigirse al escenario, vestido y emplumado de naranja, Elton aborda un taxi que lo lleva a un centro de desintoxicación donde entra a terapia grupal. En el relato, aparece la historia de un hombre solo, de una adicción, de un golpe de timón para cambiar la ruta que articula la dependencia, la explotación, al tiempo que crece una fortuna, un pronunciado adragamiento, una soledad constante. Rocketman también es la historia de un extravío y de una amistad que pervive productiva y creativamente a través de las borrascas. Compositores complementarios, Bernie Toupin escribe las letras de las canciones mientras Elton musicaliza, las canta, se hace cargo de asumirlas, las pone en escena.

Rocketman es una biopic bien pensada con un catálogo de canciones excepcionales, que revelan la capacidad de traducir musicalmente el nudo emocional que fue Elton John. Nudos que se logran resolver a la mitad de la vida, puesto que en el desenlace revela que Elton John (por John Lenon) lleva décadas sin probar alcohol, se ha casado y vive con sus dos hijos: quizá el mayor de los triunfos, cuando Elton ya había triunfado en casi todo.

Quien descubre a ese adolescente tímido y solitario no es la compañía disquera en la que graba sus primeros discos, sino un cantante negro que le dice que la clave para salir del circuito de tocar en oscuros bares es “matar al que eres para convertirte en el que quieres ser.” El mismo cantante que con un beso le descubre tanto su (homo)sexualidad como el placer. La compañía disquera solo le da una oportunidad a cambio de explotación y de una serie de golpes para someterlo a lógicas comerciales, a las cuales la nueva música no se ajusta.

Rocketman es gran producción. Los vestuarios de Elton son de una riqueza notable. Frisan lo grotesco, el ridículo y la gloria. Son producto de lo que quiere Elton: repite que le dejen la responsabilidad del look que quiere trasmitir. Un gusto recargado, que ama lo garigoleado. Que se expresa en volutas. Toda una erupción que destruye la apariencia convencional del niño bien portado que fue.

Rocketman invita a revisar la discografía de Elton John. A reescucharla desde otra perspectiva. A gozar de una voz límpida y una interpretación pianística también limpia y cristalina. Son letras que expresan una problemática; con sentido y compromiso y sellan para siempre una colaboración musical excepcional.

 

I want love but it’s impossible

A man like me, so irresponsible

A man like me is dead in places

Don’t give me love that’s clean and smooth

I’m ready for the rougher stuff

No sweet romance, I’ve had enough

 

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