XXX años de El Taller de los Martes

 

Apostar por el ludismo:
Entrevista con Alfonso Macías

Esta charla comenzó en el Messenger. El punto de arranque fue que quería agradecer a Alfonso Macías, a quien solo conozco de vista, por su acertada conducción de la segunda mesa de aniversario de El Taller de los Martes que se llevó a cabo en “Voces en tinta” el martes 18 de abril de 2017, a las nueve de la noche. Al día siguiente lo busqué en el Face y lo saludé:

AMacías: Buenos días.

Amarquet: Buenos días. ¿Me puedes recordar cuales fueron las tres preguntas que hiciste en la mesa de los XXX años de El Taller…?

AMacías: 1.- Cómo tomaron la dirección, qué entorno histórico había
2.- En qué especializaron su trabajo
3.- Cuáles fueron las mejores anécdotas de ese periodo

Amarquet: ¡Es todo un tour de force lograr en el espacio de una hora lograr que cuatro personajes hablen de una labor de años!
¿Qué preguntas te hubiera gustado formular de tener un par de horas?

AMacías: Las preguntas que originalmente ideé para ayer, eran estas:

  1. ¿Qué fue lo que motivó a que tomaras la batuta de Los Martes del Taller?
    2. ¿En qué condiciones recibiste el evento? (qué pasaba en el interior del evento)
    3. ¿Cuál era el contexto al exterior del evento? (político, histórico, eventos importantes, etc)
    4. ¿Qué aportaciones tuviste junto con tu organización para Los Martes del Taller?
    5. ¿Podrías narrar las mejores anécdotas que surgieron cuando dirigiste El Taller de los Martes?
    6. ¿Cuál fue tu peor pesadilla?
    7. ¿Cómo mejorarías El Taller de los Martes ahora?

Amarquet: ¡Las preguntas que preparaste son muy buenas! Te agradezco mucho que me las hayas compartido. Es importante plantearlas. Esta celebración debe ser una fiesta, pero también un balance crítico, una puesta en perspectiva tanto de las formas de organización como de las acciones de un colectivo. ¿Qué sentido darías a las actividades de celebración/conmemoración?

AMacías: Exactamente ese: evaluar y recapitular.

Yo me acabo de integrar, pero he sido testigo del proceso desde el inicio y creo que hay muy buenas oportunidades en este momento como para usar de manera efectiva la experiencia de las generaciones maduras

Amarquet: Con esta cifra de XXX años que cumple una organización con muchas cabezas, con diferentes objetivos, con periodos diferentes, ¿Se podría tomar este índice como algo que revela una cierta madurez de la comunidad gay?

AMacías: El hecho de que haya habido muchas cabezas al frente de El Taller de los Martes, le da una riqueza enorme al espacio, pero éste no representa a toda la “comunidad”, ni gay y mucho menos LGBT+.
Eso dependerá de la interpretación que hagamos de la palabra “madurez”, que por un lado, se entiende como sinónimo de crecimiento, de anécdotas, de acumular experiencia y de haberse abierto paso por la vida. En ese caso, la respuesta sería “si”, pero yo concibo la madurez, no como experiencia acumulada, sino como el haber llegado a un punto de aprendizaje tal, que hemos comprendido qué hacer con nuestras emociones, por lo tanto, sabemos actuar y responder, porque ya hay un gran conocimiento de nosotros mismos en relación a nuestro entorno, y desde este punto de vista la respuesta es “no”. ¿Cómo va a ser madura una comunidad cuya mayor manifestación pública (numéricamente hablando) a nivel nacional -la marcha LGBTTTI de la Ciudad de México- es organizada por las propias autoridades de la ciudad que la venden como un atractivo turístico y a quienes aún tenemos muchas cosas que exigir? ¿Podemos considerar “madura” a una comunidad que no se indigna ante los crímenes de odio contra sus pares, ni ante el suicidio de los jóvenes motivado por la homofobia, ni por la persecución de sus iguales en Rusia o en países musulmanes, vamos, ni porque les cierren los congales? No creo que se pueda llamar “maduro” a un colectivo cuyo trabajo comunitario depende de fondos públicos y no ha generado suficientes proyectos productivos autosustentables, porque ello nos dice que seguirá siendo dependiente “per saecula saeculorum”, y se mira mal que el perro muerda la mano que lo alimenta.

Cumplir treinta años como espacio de activismo en estas condiciones, sólo nos indica que aún hay mucho que hacer. Afortunadamente, hay un grupo de personas con la tenacidad de continuar haciendo.

Amarquet: Al hacer un primer balance de estos dos martes, me quedé con una impresión de que la primera mesa en donde estuvieron Lizárraga y Reza, se trató de pesos pesados, de líderes históricos con gran solidez. La mesa que tú animaste, una semana después, me pareció de activistas maduros que le entraron al toro por los cuernos: lo hicieron con una gran dignidad, al mismo tiempo que dieron muestra de un gran altruismo… ¿Cuáles son tus impresiones de estas dos mesas celebratorias?

AMacías: Cuando lo organizamos quisimos marcar la diferencia entre el proyecto original y los proyectos subsiguientes: No se trataba de medir el peso de las personas o de su trabajo, pero hay una clara diferencia entre el primer proyecto y los que siguieron y en algunos casos difirieron mucho en diversos aspectos. La incógnita era: ¿cómo acomodar los diferentes testimonios en sólo dos sesiones?

Personalmente me hubiera encantado dar a cada quién su espacio para expresarse, narrar, analizar y darnos a conocer más en profundidad su proyecto y creo que haré esto a través de programas de radio.

Amarquet: Definitivamente es una gran idea. Cada una de las cabezas merece un espacio propio para hacer el balance de su propia época.
¿Quién es Alfonso Macías?

AMacías: Soy, de oficio, ludotecario, porque he encontrado en el juego y las actividades lúdicas, una estupenda manera de resumir todas las cosas que he hecho y aprendido: estudié Diseño Gráfico y Artes Visuales en la ENAP (UNAM) pero había hecho 6 años de música, 2 de danza y 8 de teatro en diferentes talleres, así que con ello comencé a hacer escenografías como parte de la KischCo. del bar “El 9” en el año 87 y de ahí me seguí al teatro, espectáculos, cine y comerciales. En el año 2001 me convertí oficialmente en ludotecario como parte del Proyecto Estatal de Ludotecas del Estado de Veracruz. Desde entonces me dedico a dar talleres lúdicos y de Crecimiento Personal y Desarrollo Humano. También trabajo en sesiones individuales de asesoría en materia de Creatividad Aplicada para generación de proyectos.

Desde siempre me interesó el activismo pero por diferentes razones no lo ejercí de manera formal, sino en pequeñas acciones, como repartir condones uno por uno a la gente conforme iba saliendo del bar El 9 (era una de las ventajas de trabajar ahí, conocía a mucha gente). También estuve colaborando con el programa de radio “Vámonos Entendiendo” que conducía Caamaño Carbajal en radio difusoras de Televisa en red nacional y que duró 2 años al aire.

Siempre me emocionó la radio pero de niño era tartamudo, por lo que tuve que entrenar mucho mi voz y aunque había hecho cosas en CdMx y en Xalapa, ya viviendo en SLP, presenté mi proyecto final del “Diplomado en Educación Sexual y Derechos Humanos con Especialidad en Género” en la Radio Universidad de San Luis Potosí, para hacer 21 capítulos semanales de mi programa “LA HILACHA VOLADORA”, y ya llevo 5 años al aire. Más de 150 programas están en Internet (www.hilachaentinta.wordpress.com). Creo que ese ha sido mi más importante salto al activismo. También colaboro con Ulisex Mgzn y en el periódico Red SLP. Tengo trabajo como promotor de Derechos Humanos en asuntos relacionados con VIH y Diversidad Sexual, trabajo con familias de personas LGBTTTI y ahora me enfoco en estudiar la realidad de las personas adultos mayores de la Diversidad Sexual para trabajar en ello.

Amarquet: ¿Cómo llegaste al Taller de los Martes? Antes hablaste de haber sido testigo y señalas que te acabas de integrar al equipo….

AMacías: Si, yo era de “las guapitas de atrás” desde los años 80, y es que iba más o menos seguido a escuchar las pláticas y los eventos desde entonces, pero no siempre me era posible asistir (y confieso que, en casos, tampoco era prioridad) y tampoco me entusiasmaba participar. Pasé 15 años fuera de la CdMx, del 2000 al 2016 viviendo en Xalapa y San Luis Potosí. En esta última ciudad me involucré en las actividades de la XII y XIII Semana Cultural de la Diversidad Sexual del INAH, y ahí re-conocí a Xabier Lizarraga y Alonso Hernández, por lo que cuando venía a CdMx, buscaba la manera de coincidir y visitarlos en Los martes del Taller y generalmente charlábamos a continuación, y yo que nunca he podido dejar de analizar y proponer, comencé a involucrarme primero con el Seminario Histórico LGBTTTI Mexicano, y luego en los eventos de Los Martes.

Amarquet: Algo de lo que me he percatado es que se ha creado todo un vocabulario en torno a la asistencia al Taller de los martes. Si permanecías atrás; si estabas en primera fila, recibías un nombre… Además, hay una frase emblemática de la presentación, hecha con una ironía apropiativa… podrías profundizar en estas invenciones lingüísticas que hablan inequívocamente de una cofradía. Es decir, ¿cómo se habla en Los martes del Taller?, ¿qué léxico hay? ¿Cuáles son las consecuencias políticas de tal idiolecto?

AMacías: Como en todo grupo, se van creando términos y frases para definir o identificar algunas cosas. Había, en torno al escenario, unas bancas donde se sentaban “las guapitas” participativas, que eran quienes participaban activamente en la plática o actividad y estábamos “las guapitas de atrás” que éramos quienes, si bien escuchábamos, no participábamos (y también muchas “guapitas” que iban ese día porque la entrada era gratuita y sólo esperaban que la fiesta arrancara). El término “guapita” lo acuña –si no me equivoco- Jesús Calzada y lo populariza Tito Vasconcelos en su programa “Media Noche en Babilonia”. La frase “Bienvenidos a los martes del Taller, Disculpe las molestias que esta toma de conciencia le ocasiona” también es de Jesús Calzada y era una parodia a un anuncio de la única compañía telefónica que había entonces. Era frecuente que el cuchicheo de “las guapitas” no dejara escuchar los temas que se trataban y resultaba vital que se entendieran especialmente cuando se hablaba de prevención en torno al SIDA (en ese momento aún no se le llamaba VIH/SIDA) porque teníamos la pandemia encima y no teníamos idea de qué era, ni cómo se prevenía, por lo que se llamaba la atención a las guapitas de atrás. En esos tiempos, nadie tenía ninguna verdad en la mano sobre el tema pero se hablaba de los avances y de las noticias de las que nos íbamos enterando.

Y bueno, toda apropiación o modificación de lenguaje crea, en un inicio, identificación entre quienes lo usan y claro, puede generar también rechazo de quienes por alguna razón difieran de tal identidad.

Amarquet: ¿Cómo te designaron para coordinar esta segunda mesa de activistas?

AMacías: En esta nueva coordinación que lleva Alonso Hernández se ha intentado retomar el sentido original del espacio y con ello han venido grandes cambios tanto en forma como en fondo y uno de ellos es abrir el espacio para que haya más voces. En el caso de los XXX años, se trataba de homologar las dos sesiones con los coordinadores de Los Martes, una de ellas estaría conducida por Antonio Bertrán, que es magnífico haciendo entrevistas, y la otra por mí, aprovechando que este año cumplí 5 años al aire con “La Hilacha Voladora”.

Amarquet: Los martes de El Taller, sin duda resignifican el espacio del bar como sitio de esparcimiento, de ligue, de encuentros…

AMacías: Resignificaron (tiempo pasado). Sin duda se re significó mucho en su momento, pero para que haya un fenómeno como el de Los Martes del Taller se necesita que el dueño del bar donde se hará el evento se empate con el discurso del grupo que trabajará los temas, pero en general los empresarios buscan la mayor ganancia con el menor sacrificio y ello complica mucho el trabajo. Un grupo de activismo académico, artístico o cultural, si realmente está comprometido con su trabajo, difícilmente funcionará como parte de la mercadotecnia para un bar. Históricamente, en especial en tiempos de Lizarraga-Calzada-Vasconcelos, el sitio se llenaba cada martes, pero eran tiempos donde apenas había uno que otro pasquín circulando y párale de contar. No había más información accesible. Actualmente la gente no necesita ir a ningún sitio para enterarse: hay información de sobra (no siempre confiable) en el Internet, hay aplicaciones para el celular, el Facebook está lleno de páginas, grupos y notas… La función misma de los bares ha cambiado, han cambiado también sus características físicas: ya no hay pistas de baile; hay mesas con sillas y te venden las botellas con “servicios”, ya no se va a conocer gente, a socializar y ligar como se hacía en esos entonces, así que El taller de los Martes puede ser muchas cosas increíbles, pero definitivamente hoy en día, no lo veo como un negocio para un bar.

Amarquet: Originalmente el lugar de reunión para los Martes del Taller fue un bar, luego ha sido un teatro, un cine, una librería: ¿estos sitos han incidido en las actividades, que se realizan, en la asistencia?

AMacías: Si, se suman varios aspectos. Cada grupo organizador ha tenido su público y su particular manera de convocar. A esto se adhieren ciertos seguidores previos y el gusto o no por el sitio donde se realiza, por ejemplo, los bares de la calle de Estrasburgo, pese a la buena voluntad de los dueños y administradores, no resultaron precisamente cómodos para escuchar una charla, había mucho ruido proveniente de los bares del derredor, había algunos problemas para proyectar en las pantallas y tenían mala iluminación, y creo que eso provocó que mucha gente que los visitó no regresara. Tengo confianza en que ahora en Voces en Tinta la gente se sienta más acogida.

Amarquet: ¿Por qué fue “Los martes del Taller”, una actividad netamente capitalina? ¿Se podría replicar en toda la República? ¿Conoces tú otras experiencias de este tipo en otros estados?

AMacías: Bueno… Este si es un tema largo y sinuoso. Un evento como Los Martes del Taller, de esa magnitud, sólo podría suceder en El Taller por todas las condiciones que se dieron, pero ha habido muchas anécdotas que sería interesante documentar en otros sitios como cafeterías, plazas, parques, escuelas, y otros muchos lugares, tanto en la Ciudad de México como en los estados, por ejemplo, por muchos años, cierto grupo de personas gay se reunían por las tardes en un restaurante llamado “La Posada del Virrey” en plena Plaza de Armas de San Luis Potosí. Ahí chismeaban y debatían sobre temas culturales y políticos, se transmitían información y demás. Como eran “indeseables” por ser gay, el lugar optó por no atenderlos esperando a que se fueran (sin decirles nada, simplemente pedían un café y nunca se los traían). Así pasó por años, hasta que por diferentes razones, la gente dejó de ir. Es importante señalar que a fin de cuentas, los espacios “tomados” son espacios de activismo que, en algunos casos, siguen teniendo cierta vigencia, como éste en San Luis: José Arturo Guerrero sigue estando ahí todas las tardes hasta la fecha haciendo valer su “derecho de permanencia”, departiendo con mucha gente LGBT+ que lo busca o a quienes cita y posteriormente se refleja en su columna periodística. La Red Diversificadores en SLP estuvo sesionando mucho tiempo en la Plaza del Carmen y Jóvenes LGBT en el Parque España de la CdMx. Lo que hace estos espacios, lo que verdaderamente vale la pena, no es el lugar, sino el trabajo de las personas y los frutos que se obtienen.

Amarquet: Ozzy, afirmó ayer que incluso, en alguna ocasión, tuvieron que limpiar El Taller, un día que se inundó: ¿no hay un cierto abuso por parte de la administración del Bar, al esperar que sean los organizadores de “Los martes del taller” quienes se encarguen de esta labor? Me parece particularmente humillante y oportunista esta actitud. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

AMacías: Ciertamente una cosa era Luis González de Alba como dueño de El Taller, y otra los administradores y encargados, quienes en ocasiones no fueron precisamente amables ni simpáticos, ahora: si algo se descompone, el sitio se inunda y tienes un evento convocado, como organizador tienes dos opciones: limpias o cancelas. Si no hay un pago de renta por el uso del lugar y por ello no hay personal suficiente para limpiar y ordenar a esa hora, no tienes mucho de dónde escoger. El trabajo de base, no se hace cuando está la mesa puesta: se hace cuando ni siquiera hay mesa.

Amarquet: Hubo ciertas alusiones a algunas intervenciones de la administración del bar, deplorables, que tuvieron que ver con el reventamiento de los organizadores, con la utilización de quienes tomaron la batuta.  Reza dejó el Taller cuando Luis González de Alba se apropió, o no dio el suficiente reconocimiento a quienes hacían todo por animar las actividades de “Los martes de El Taller”… se mencionó que se fueron retirando ciertas canonjías… ¿Podrías abundar en esa tensión con la administración? ¿O con las administraciones de los diferentes lugares por los que ha pasado Los martes de El Taller”?

AMacías: Como mencioné, una cosa era Luis González de Alba y otra los administradores y encargados. Luis era un personaje firme en sus ideas (aunque pudiera recapitular sobre ellas más tarde) y le dio importancia al activismo a partir de un centro de reunión con venta de alcohol que tuviera ciertas características muy específicas y si, muy a su gusto. No todo mundo tenía que congeniar con él y afortunadamente había otros empresarios que ofrecieron sus lugares para este tipo de eventos. Si, Reza se retira por alguna desavenencia pero también porque hubo una nueva –y muy valiosa- oportunidad de trabajar junto con Braulio Peralta en Los Lunes de Cálamo en el bar El 9. Conforme Luis se fue alejando del control del bar, los administradores se limitaron a hacer lo propio: hacer que el lugar generara ganancias y en su visión, este evento no era tan rentable (y supongo que les era un poco chocante tener que sostenerlo por órdenes de un patrón que poco los visitaba). El entusiasmo de Luis se fue convirtiendo en desgano por parte de la administración. Eso fue lo que nos sacó de ahí la última vez que ocupamos el sitio, ya en El Almacén: les importaba un pepino el evento.

Amarquet: Se critica (no sé si sería mejor decir que se trata de una descalificación perversa) fuertemente a Los martes del Taller al referirse a él como El club de Tobi. Se trata de un perreo ácido: por un lado, convierten esta actividad en algo infantil (organizadores y participantes son niños de caricatura). Por otro lado, le quitan la trascendencia a este esfuerzo que se ha revelado como hercúleo. ¿Qué comentarios te merece este perreo?

AMacías: Al evento de los martes no se le llamaba el “Club de Toby”, sino al bar El Taller haciendo alusión a que no se dejaba entrar mujeres al lugar (igual que en la historieta de La Pequeña Lulú), y era una forma críptica de llamarlo, porque la comunicación entre nosotros era vía teléfono fijo y estos aparatos solían estar –malamente- colocados en sitios de alta concentración familiar tanto en casa como en el trabajo, así que cada lugar, bares, calles y diferentes puntos de encuentro, tenía su connotación: “El Numerito” se refería al bar “El 9”, El taller era el “Club de Toby”, al Cyprus le decíamos “Serpientes y Escaleras”, las calles entre Varsovia y Lieja, atrás de la Zona Rosa, eran “El Círculo Mágico” y así, cuando hablábamos frente a la familia que, comía o veía televisión en el mismo cuarto, no entendían que estábamos hablando de bares, ligues y toda clase de aventuras (al menos eso creíamos). Eran tiempos donde la creatividad y el ingenio podían ahorrarte muchas explicaciones y dolores de cabeza (entre otras partes del cuerpo) y podían salvar tu permanencia en casa o en cierto trabajo. Por supuesto que esto ha sido usado posteriormente para desvirtuar el trabajo (y volvemos al asunto de la madurez o la falta de ella). En los años 80 y 90 los bares de nenes eran sólo de nenes y los de nenas eran sólo de nenas y ya, no porque a nadie discriminara, sino porque ellas, elles y nosotris, nos sentíamos más cómodos así, pero nunca falta quien se apropia de ciertas banderas y se dedica a hacer ruido infructífero. Cuando el trabajo que has hecho ha sido grande y ha valido la pena, es de esperarse que haya quienes, por muchas razones, reclamen los frutos para sí, aunque no hayan participado.

Amarquet: Las actividades de los Martes del Taller, surgieron como una estrategia de salir del inmovilismo y de actuar en un momento de crisis mayor, con la aparición del VIH. La gravedad de la crisis se ha desactivado y, sin embargo, esta actividad ha permanecido. Jugando al abogado del diablo te lanzo esta pregunta: ¿Para qué continuar con esta labor?

AMacías: El evento fue creado como un espacio de activismo gay (las lesbianas habían decidido trabajar por su cuenta, los bisexuales estaban integrados entre estos grupos igual que las TTT), pero se vino encima la pandemia, por lo que hubo que desviar la atención hacia ella y tomar acciones urgentes, pero el tema VIH/SIDA no era un único objetivo original: Desde siempre se presentaron obras de teatro, se invitó a expertos en temas diferentes y se dieron a conocer las realidades de los diferentes grupos de personas e ideas.

Para muchos, la crisis de VIH ha sido superada, pero no creo que sea así, porque a diario se detectan nuevos casos y en este momento, el mismo acceso a los servicios de salud y medicamentos gratuitos pende de un hilo, lo cual quiere decir que hay trabajo pendiente, pero la labor va mucho más allá. Se piensa que como ya existe la figura jurídica del matrimonio igualitario y la Ciudad de México fue nombrada “gay friendly”, ya está todo hecho, pero no: la ciudad es “amigable” en ciertas zonas, pero no en su totalidad; no ha habido cambios reales a nivel ideológico en cuanto a aceptación, los estados del país están teniendo fuertes problemas en el trabajo por la igualdad jurídica y ni hablar de la aceptación social, muchos grupos religiosos y ultraconservadores están dando fuerte batalla en favor de la discriminación, hay muchísimos jóvenes golpeados o corridos de sus casas por sus familias y no tienen a dónde acudir, la consanguineidad sigue siendo prioridad en la sucesión testamentaria, los adultos mayores no tienen a dónde ir y legalmente deben “someterse” a los “cuidados” de su parentela, el bullying a partir de la  homofobia sigue ocupando los primeros lugares, aún hay muchos trabajos en los que se discrimina a la población LGBT+, ya sea que no les den el puesto, que no los promuevan, que los corran o que silenciosamente les hagan la vida de cuadritos para que se vayan, no ha habido un posicionamiento por parte del gobierno mexicano ante el asesinato de personas LGBT+ en países islámicos ni con lo que actualmente sucede en Chechenia, se reportan muchísimos asesinatos, especialmente de chicas trans en todo el país y a nadie parece importarle… ¿Debo seguir con la lista? ¡Puede ser interminable!

Amarquet: ¡Ciertamente lo es!

AMacías: Por otro lado, cada vez hay más libros que deben ser presentados, eventos que hay que promover y lo más importante, no hay muchos sitios de reunión fuera de los antros, lo que nos deja fuera a quienes queremos entablar conversaciones, debatir y socializar.

Amarquet: ¿Cómo trazarías el perfil de Luis González de Alba desde la perspectiva de Los Martes del Taller?

AMacías: Luis González de Alba fue como un mecenas que abrió la oportunidad del espacio y afortunadamente, se aferró a conservarlo abierto, pero en sí, tuvo poca participación activa en Los Martes del Taller.

Amarquet: ¿Si fueras tú el animador de El taller de los martes, qué giro le darías? ¿A quién te gustaría invitar ahora y por qué?

AMacías: ¡¡¡Pfff!!! Esta sería otra respuesta kilométrica. Me encantaría darle voz a muchas personas que hacen un activismo poco conocido pero que están al pie del cañón: personas LGBT+ con discapacidades, diferentes grupos de jóvenes, adultos mayores, escritores, personas de redes sociales, Drag Queens y Kings…

Amarquet: ¿Qué estrategias adoptarías para integrar a los Martes del Taller a los demás colectivos de la diversidad, que no son gays?

AMacías: Cada tanto se invita a diferentes grupos y otros más se acercan solos, pero no ha sido suficiente. Creo que al igual que hay la sección de noticias, abriría una sección de presentación para que los diferentes grupos, colectivos y asociaciones presentan un resumen que quiénes son y qué hacen (uno diferente cada semana). El problema aquí es el tiempo: disponemos de solo una hora por sesión, pero con voluntad, todo se puede.

Amarquet: ¿La experiencia de una trayectoria de XXX años de Los martes del Taller, podría/ debería replicarse en cualquier punto de la República?

AMacías: Creo que podría replicarse/adaptarse en cada ciudad del país y ¿por qué no?, generar una red de comunicación entre diferentes asociaciones hispanoparlantes mediante podcasts en redes sociales. Nosotros aún no tenemos los medios (económicos y tecnológicos) para ello, pero ya hay varios audios de eventos en La Hilacha.

Amarquet: ¿Tienes algo que añadir?

AMacías: Si. Además de agradecerte por la entrevista, considero que un espacio como El Taller de los Martes puede aportar infinidad de cosas positivas para todo el Colectivo LGBT+ y al mismo tiempo puede nutrirse de la experiencia de otros grupos, espacios y eventos, pero es importante dejar atrás los vedetismos y ponernos (todos) a trabajar. Lo que viene, el futuro, no se mira sencillo y habrá que cerrar filas para dar batalla. ¿Qué tan preparados estamos?

Amarquet: No creo que estemos preparados. Pero tengo confianza en que sabremos capotear cualquier tormenta, como lo hemos hecho ante tsunamis devastadores.
Muchas gracias, Alfonso, por esta amplia entrevista que, a fin de cuentas, resulta corta. Hay tantos temas que pueden ser objeto de una entrevista más focalizada. Espero que pronto volvamos a charlar.

 

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